El jueves por la noche, a eso de las 22 horas, pude ingresar a la Casa de Gobierno. Al dirigirme hacia la sala, se hacían más audibles las expresiones... Al ingresar, las sensaciones me inmovilizaron... Unos metros delante, una hermosa joven, tan morocha como nuestra, tenía de la mano a un pibe de unos cinco años, ambos lloraban desconsoladamente, ambos tenían una remera de la JP Evita.
Cristina se acercó, abrazó al pibe y a la joven, los consoló...
Esa Mujer, en el centro del dolor, nos consolaba, al pibe, a la joven, a todos...
Esa Mujer, tan odiada por el enemigo como aquella otra Mujer, la que murió tan joven, se hacía cargo de su destino...
Esa Mujer, entendió que ya no es tiempo para lágrimas...
Esa Mujer... mi nueva Conducción
Jorge Etcharrán