Los ámbitos y las
decisiones. La irrupción de lo gregario.
"… Son muchos sueños que perdí
Y algunos que siguen aquí
Pero no hay nada que soñar me impida…"
Y algunos que siguen aquí
Pero no hay nada que soñar me impida…"
Madrugada
La Beriso
A partir del 26 de octubre pasado coexisten tres esquemas
organizativos dentro de lo que podríamos definir como el conjunto de las
expresiones del campo Nacional y Popular: las estructuras orgánicas, las
organizaciones y las expresiones sociales gregarias.
La fecha es importante, dado que a partir de la madrugada de
ese 26 de octubre, con los resultados de la primera vuelta, se gestó un hecho
político nuevo, aún no delineado ni definido completamente, que ha sido la
irrupción gregaria de sectores de nuestra sociedad que sintieron la necesidad
de defender un modelo político y las conquistas alcanzadas en los tres mandatos
Kirchneristas.
¿En qué reside lo novedoso? En el tercer grupo, dado que:
Las estructuras orgánicas (que reúnen a los partidos
políticos, las organizaciones gremiales, las representaciones parlamentarias,
los ejecutivos provinciales y municipales), difieren en intereses y formas de
actuación; sin embargo, y a pesar de la heterogeneidad inherente a tan vasto
conglomerado, poseen en común la organicidad construida, patrones desde los
cuales ejercen el poder delegado. La sociedad civil conoce sus ámbitos de
acción y las evalúa de acuerdo con las respuestas que dan a sus demandas
específicas.
Las organizaciones tienen una conformación más libre; por lo
general, sus estructuras no están reguladas pero sí legitimadas por el sentido
de pertenencia de los integrantes que las componen. En algunos casos se asumen
como parte de alguna expresión partidaria o gremial, en otros se constituyen
transversalmente en la intersección de colectivos diversos. Son las generadoras
de cuadros políticos. Tienen más homogeneidad a su interior que las anteriores,
lo que les permite ductilidad en el accionar y dar respuestas rápidas ante
situaciones no previstas; sin embargo, su inserción en la sociedad civil es relativa,
justamente por la preeminencia de la decisión de mando de las jefaturas de las
mismas por sobre la gestación de una correa de transmisión de las demandas de
las bases hacia aquéllas.
A diferencia de los anteriores, el tercer grupo, el
epicentro del hecho novedoso, surge de una manera espontánea, a partir de la
decisión de personas que sintieron la necesidad de expresarse públicamente ante
una situación concreta, la posible (luego concretada) llegada al poder por la
vía democrática de la derecha vernácula.
Esas personas, que decidieron movilizarse y expresarse en
forma autónoma, provienen en su mayoría de sectores medios que, ante la
inacción de los otros dos grupos o por no sentirse enteramente representados
por ellos, convocaron a otros pares y ganaron la calle, gestando una impronta novedosa
en el escenario político. Lo hicieron a través del dominio comunicacional
electrónico de la época: redes sociales en internet, “twitter”, listas de
distribución de correos, mensajes de texto y “whatsapp”, pero también a través
de la comunicación boca a boca, tomando incluso formas habituales de la acción
proselitista, como los panfletos y pintadas.
Aunque no alcanzaron su objetivo político concreto, estos
grupos siguieron actuando públicamente, ampliaron sus redes de comunicación y
fueron uno de los motores en la movilización de la despedida de Cristina en la
Plaza de Mayo. A partir de ese acto extraordinario para la historia argentina,
el saludo multitudinario a un presidente saliente, estos grupos asumen un nuevo
rol al visibilizar rápidamente el nuevo escenario, configurado por un
presidente de derecha dispuesto a reinsertar al país en el neoliberalismo.
Sus reflejos políticos son incuestionables y sus respuestas
se sustentan en esquemas de movilización urbana versátiles. Las reuniones en
plazas con periodistas, referentes sociales, académicos y políticos, ya son marca registrada; varias “plazas” han
sido transmitidas a través de portales como “youtube”. Ante la negativa explícita de los medios de comunicación masiva a informar sobre lo que acontece
en las conflictividades recientes, se asumen como portavoces de un colectivo
heterogéneo que los reconoce y respeta, a través de “portales” y “twitters” con
miles de seguidores. No solo resisten el embate comunicacional de los
oligopolios oficialistas sino que también generan hechos políticos preocupantes
para el nuevo gobierno, que aún no sabe cómo enfrentar esta “batalla” cultural
dada por miles de ciudadanos, a quienes no puede estigmatizar como “militantes”
o “grasa” sobrante del Estado.
Defienden las políticas llevadas adelante en los tres
mandatos Kirchneristas y reconocen a Cristina como la referencia política que
está por encima de las demás; ambas son posturas irreductibles de su discurso, todo lo demás es discutible. Es
que la presión no solo la ejercen ante el nuevo gobierno, sino también ante las
otras dos formas organizativas del campo Nacional y Popular; a estos últimos
les reclaman mayor presencia y actitud ante la ola de despidos, el
avasallamiento de los derechos adquiridos y las actitudes autoritarias del
gobierno de Macri.
Aquí comienza un nuevo momento de la etapa, que encierra un
salto cualitativo para estas expresiones gregarias: nada menos que adquirir
mayor nivel organizativo, a partir de sus propias experiencias, sin tutelajes
de los otros dos esquemas de construcción; porque las movilizaciones y
presiones solo pueden sustentarse en una economía de fuerzas que evite el
desgaste de los integrantes del colectivo. No obstante, en estas expresiones
predomina el sano convencimiento de organizarse. Condición que coadyuvará en un
futuro cercano, dado que será perentorio un esquema de articulación de las tres
formas de organización, en el que cada una aporte lo suyo y contribuya a la
conformación de una alternativa Nacional y Popular. Y el dato no es menor…
El anecdotario está plagado de frases hechas, esgrimidas por
los “tenores huecos” que abundan en todos los ámbitos; ya no se puede aseverar
sin dudar que “la organización vence al tiempo”, lo que se puede inferir de la
historia reciente es que la organización es una necesidad impostergable de la
etapa.